La incertidumbre que genera el embarazo
en la adolescente no es diferente en su pareja, ya que en la mayoría de los
casos, también es un adolescente o un joven. Si la adolescente no está
preparada para ser madre, mucho menos lo está el varón para ser padre.
Un varón se enfrenta, en el
momento de la noticia de su paternidad, a presiones sociales, familiares y sus
propias limitaciones. En un adolescente esto se exacerba por los cambios
emocionales y sociales propios de esta etapa de la vida.
Debe intentar mantener a su propia familia, trabajando y muchas veces debe abandonar sus estudios por este motivo. Esto lo lleva a cambiar su proyecto de vida, dejar de hacer lo que un adolescente normalmente haría (divertirse, ir a fiestas, al cine, salir con amigos y amigas) y responsabilizarse por cosas que sólo a un adulto deberían pertenecerle.
Sin embargo, normalmente por su
baja capacitación a esa edad y una escolaridad muchas veces insuficiente para
acceder a trabajos de buena calidad o bien remunerados lo obligan a ser
“adoptado” como un miembro más (hijo) de su familia de su pareja o reubicarse
como hijo-padre dentro de la propia.
Este estado de indefensión hace
que la relación con su pareja sea confusa por su propia confusión, y esto le
genera una gran angustia. Por eso es de suma importancia la comunicación y la
ayuda de sus padres, amigos y familiares en esta etapa tan importante de la
vida.
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