Hoy en día los profesionales que se relacionan a diario con adolescentes, ya sea en el medio escolar o en el sector salud, se ven enfrentados cada vez con mayor frecuencia a consultas en relación a la conducta u orientación sexual provenientes de los mismos jóvenes, de sus padres o de otros conocidos o familiares. Es por eso que es necesario tener conocimientos que permita otorgarles la información adecuada, responder a sus inquietudes u orientarlos donde puedan recibirla de manera confidencial, sin juzgar ni estigmatizar.
Aunque la homosexualidad no es en sí misma un trastorno, los y las adolescentes que se consideran homosexuales o bisexuales o que presentan conducta homosexual o bisexual o que se encuentran confundidos/as en relación a su orientación sexual, pueden presentar necesidades especiales de atención, tanto en el sistema escolar como en salud, derivadas principalmente de la homofobia (aversión obsesiva contra hombres o mujeres homosexuales) y discriminación que existe en nuestra sociedad.
En general, los adolescentes de ambos sexos empiezan a darse cuenta de la atracción hacia miembros de su propio sexo entre los 12 y 13 años. Lo que puede significar un problema para ellos y ellas que son parte de una subcultura tremendamente estigmatizada. La adolescencia es un período donde la capacidad para el pensamiento abstracto se está desarrollando y esto dirige a los y las adolescentes a revisar la historia de sus sentimientos y respuestas a otros y empieza a incluir la posibilidad de las relaciones homosexuales.
Sin embargo, la mayoría de los adolescentes internalizan a lo menos un estereotipo homofóbico y algunos de ellos o ellas pueden experimentar rechazo hacia sí mismos como resultado de sus creencias y miedos acerca de sus sentimientos homosexuales. Por otro lado, la mayoría han escuchado a otros reírse y mofarse cruelmente de los “gays”, y “marimachas” y como resultado de ello empiezan a temer similares humillaciones o aún más, a ser víctimas de violencia física o agresiones por personas homofóbicas. Además del miedo a ser descubiertos, algunos adolescentes empiezan a disminuir su participación en actividades escolares como otras actividades con pares de su mismo sexo. Sienten que no pueden compartir sentimientos con pares de su mismo sexo y entonces empiezan a alienarse tanto físicamente como emocionalmente.
Dada la tremenda presión del grupo de pares del mismo sexo, los adolescentes homosexuales responden intentando algún acercamiento amoroso con el sexo opuesto para probar sentimientos sexuales y acomodarse con sus pares. A menudo, ellos o ellas sienten necesidad de fingir respuestas a los miembros del sexo opuesto para sofocar y acallar posibles sospechas de homosexualidad. Esta misma situación puede generarles sentimientos de soledad, frustración, sentir que son un fraude y sentimientos de no pertenencia.
Los y las adolescentes temen abrir su homosexualidad a su familia y en especial a sus padres porque anticipan respuestas de angustia, shock y negación de parte de ellos y la realidad muestra que estos miedos y temores no son irreales. Probablemente una relación positiva buena con los padres puede ser un indicador para una respuesta más saludable.
Tomado de Electra González, Vania Martínez, Carolina Leyton, Alberto Bardi
REV SOGIA 2004; 11(3): 69-78
Interesante tema, pero la realidad, y sobre todo aquí en Venezuela, es que no aceptamos del todo bien la homosexualidad. Es bueno incluir estos temas en la escuela para evitar las burlas y aceptar la condición de cada uno de nuestros compañeros.
ResponderEliminar